No quiero venir a contar batallitas de abuela, porque tampoco tengo tantas años para empezar ya a recordar mis años jóvenes, coñe!
Pero cuando yo era pequeña, si viajábamos (que no todo el mundo lo hacía), nos desplazábamos en
coche.
Y es más: en coche sin cinturón, sin sillitas ni alzadores para los niños, sin aire acondicionado, sin airbag, sin GPS...
Supongo que a muchos os sonará de lo que estoy hablando, ¿no?

Sólo unos pocos afortunados viajan en esos años en
avión. Y se consideraban unos privilegiados, gente pudiente y un lujo poder permitirse este medio de transporte.
Los vuelos no sufrían retrasos ni cancelaciones, las azafatas en todo momento estaban pendiente de tus demandas. Incluso ofrecían periódicos, refresco o café para vuelos cortos, comida o cena en los trayectos más largos, toallitas refrescantes al final del vuelo...
Un sinfín de detalles y lujos vistos desde la perspectiva de hoy en día.
¿Y cómo es viajar en avión hoy en día?
Pues eso, ya no tiene nada que ver con la idea inicial de los primeros viajeros en avión-
- Te tienes que vestir en plan "cebolla", llena de capas para poder llevar el máximo de ropa puesta. Porque el peso del equipaje a facturar está limitado y el equipaje de mano más limitado todavía en cuanto a unidades y tamaño.
- No están permitidos los líquidos en equipaje de mano.
- Debemos estar en el aeropuerto con mucho tiempo de antelación. Con lo cual para ciertos trayectos dentro de la península se tarda tanto como por carretera o tren.
- Una vez en el aeropuerto debemos asumir muchos riesgos que nos pueden impedir volar: overbooking, retrasos, cancelaciones, huelgas, huelgas encubiertas, climatología adversa...
- Y en el arco de control uno pierde toda su compostura al tener que quitarse cinturones, descalzarse, abrir su bolso o incluso que te hagan un cacheo.
- Después hay que llegar a la puerta de embarque, que cada vez es más complicado o se van alejando más de los accesos a las zonas de embarque.
- Si finalmente conseguimos embarcar, tendremos derecho a un asiento más raquítico que el de un autobús. Y eso, si al al viajero de delante no le da por reclinar su asiento :-0
- Olvídate de que te ofrezcan ningún refresco, ni comestible. Si quieres algo, lo pagas.
- Y la atmósfera que se crea después de 1 hora de vuelo. Se mezclan los ronquidos, con los lloros de niños, las risas, el olor humano, los paseos al baño...
- Si tienes una conexión con otro vuelo, ya pueden conjurarse todos los astros para llegar a tiempo y no perder el enlace.
- Y ahora sólo queda esperar que no nos hayan extraviado las maletas a la llegada.
Esta semana perdí la conexión a una vuelo y volví a casa en un bus nocturno.
No os imagináis lo encantada que viajé en bus.
Volar ya no es chic, ¿no?